Pero me gusta comer papas fritas...
Comer patatas fritas puede deprimir a la gente.
Un nuevo estudio ha analizado a más de 140.000 personas en el Reino Unido, que rellenaron un cuestionario sobre lo que habían comido en las 24 horas anteriores.
Se hizo un seguimiento del grupo durante una media de 11 años para comprobar si mostraban síntomas de ansiedad y depresión, y los que comieron al menos una ración de fritos tenían un 12% más de probabilidades de sufrir ansiedad que los que no lo hicieron. Expertos de la Universidad de Zhejiang (China) sospechan que la acrilamida -sustancia química que se forma cuando las papas se hornean y fríen a altas temperaturas- está relacionada con la inflamación del cerebro.
Los autores del estudio señalan: "La dieta se ha relacionado recientemente con el riesgo de desarrollar depresión y ansiedad. Una dieta occidental a base de alimentos fritos o procesados, cereales refinados, productos azucarados y cerveza se asocia a un mayor riesgo de depresión y ansiedad. Normalmente, los alimentos fritos son una parte importante de la dieta occidental, y el consumo de alimentos fritos aumenta en todo el mundo, especialmente durante el brote de Covid".